martes, 14 de mayo de 2013

Ceiba: Aquí crecemos todos

Cuando te mandan describir algo como Ceiba, te vienen muchas cosas a la cabeza.
Creo sinceramente que la primera de ellas son las caras de cada una de las personas que lo representan y lo hacen posible. No sólo de sus protagonistas, los chicos a los que apoyamos, sino también de los voluntarios. Como nos gusta decir, es algo difícil de definir, pero la forma de entenderlo es estando dentro y formando parte de ello.
Por eso pienso que en lugar de escribir un largo e interminable artículo sobre lo que es para mí, en el que olvidaría mil cosas, es mejor que los voluntarios mismos nos cuenten sus experiencias:
“Me uní a Ceiba cuando estudiaba en Maristas, y me enganché porque ya no sólo sientes que es algo necesario para ti, sino que los chicos te demuestran que tú también eres necesario allí, lo que hace que te sientas muy útil.”
“Me uní hace poco menos de tres años por pura casualidad, asistí el primer día y la experiencia fue más que grata. Pasaron los sábados y esa sensación fue creciendo, sobre todo por ver que esos chicos consiguen sacar adelante el curso gracias a nuestra labor.”
“Ceiba es trabajo, ilusión, sentimiento, amistad…es mi manera de vivir con los demás, de aportar lo que tengo y de recibir mucho de lo que carezco. Ceiba es una parte de mi vida, y cada día es una nueva experiencia de superación.”
“Yo sinceramente empecé en Ceiba por puro aburrimiento, y ahora me veo incapaz de faltar un sábado, aunque sea sólo llegar una hora tarde por tener que jugar un partido. La satisfacción personal que obtienes de ellos en imposible de explicar si no estás ahí viviendo esta maravillosa situación.”
Paula Vicente Cantero
 

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